Por Mariana Arias
Hace ya mucho tiempo existen en nuestro país organizaciones de la comunidad afro que entre otras cosas intentan visibilizar el racismo en nuestro país. El domingo, bajo la consigna “Contra el racismo, por la hermandad y la paz”, realizaron una actividad junto al PIT-CNT en la Rambla (entre Jackson y Frugoni) que contó con intervenciones callejeras, el desfile de una cuerda de tambores, y la lectura de una proclama. EL POPULAR habló con Martín Rorra, militante de Jóvenes Afro, una de las organizaciones convocantes:
-En nuestro país existe la creencia de que la sociedad uruguaya no es racista. ¿Cuál es la realidad de la comunidad afro en nuestro país?
-Uruguay tiene una larga tradición de negación e invisibilización del racismo a pesar de que nuestra comunidad viene manifestando esta problemática desde finales del Siglo XIX. Una negación que tiene su origen en la creación de nuestra identidad como estado nación, una identidad que se fue desarrollando en torno a la visión de una sociedad única, de país integrado, carente de desigualdades, una caracterización de la población uruguaya en donde resalta el europeo principalmente. Junto a Argentina somos el país más europeizado del continente, y eso termina borrando la influencia de afrodescendientes e indígenas en esta construcción de la identidad. La negación ha sido de los principales problemas para enfrentar el racismo porque a los ojos de la sociedad no existe tal problema por lo tanto no hay nada para combatir, hablamos de una realidad impensada e inimaginable para quienes no la padecen, la sociedad y el Estado también. Por ejemplo, el Estado uruguayo argumentaba frente al Comité para la eliminación de la discriminación racial que en Uruguay no existía el racismo porque no habían denuncias por discriminación, o que no era necesaria la aprobación de normas antidiscriminatorias, por ejemplo, o que no había legislación para grupos minoritarios porque todas las personas eran iguales ante la ley. Pero la visibilidad estadística (me refiero a incluir la variable étnico-racial en censos por primera vez en 2011, y en la Encuesta Nacional de Hogares por primera vez en el 2006), la sistematización de datos sobre nuestra realidad, fue la principal herramienta para enfrentar esa negación, allí quedaron a la vista todas las desigualdades estructurales que tienen que ver con la ascendencia étnica, el comportamiento de la población afro en todos los indicadores socioeconómicos muestran que en Uruguay no es lo mismo ser una persona blanca que no serlo. Por ejemplo, el doble de pobreza, que si bien las cifras de pobreza en toda la sociedad han ido disminuyendo, la brecha entre la población afro y la no afro se mantuvo. Un abandono más temprano del sistema educativo, eso hace que accedamos a empleos menos calificados, tenemos una sobre representación afro en ese tipo de empleos, y también por ejemplo una sobre representación en las cárceles, que es otro de las muestras de desigualdad, exclusión y marginación.
Por eso, cuando pensamos en esta manifestación del domingo las organizaciones que participamos teníamos la idea de manifestar nuestra solidaridad con el pueblo afroamericano pero también teníamos la necesidad de seguir visibilizando un problema que también es nuestro, que Uruguay no está exento, que ningún país de Latinoamérica lo está. Ninguno donde haya existido la trata esclavista está exento de racismo, porque este es el origen histórico de las desigualdades que persisten hasta nuestros días.
Entonces necesitábamos manifestarnos y repudiar la violencia institucional que terminó con la vida de George Floyd, pero también debemos preguntarnos por qué no impacta de igual manera las víctimas de todos los países del continente y por qué no impactan nuestras víctimas de racismo. Es cierto que en este caso las redes sociales tuvieron un rol fundamental porque la visibilización provocó un mayor impacto, pero acá hace dos años hubo un caso que trascendió a los medios de comunicación de un ciudadano afro uruguayo en situación de discapacidad que era torturado por sus propios compañeros de trabajo al grito de: “así tratamos a los negros en Uruguay”. Entonces, sí hay que hacer visible, y teníamos que de alguna manera sumarnos a la magnitud de las manifestaciones internacionales, pero también manifestar por todas las víctimas de racismo que existen en el continente, que también es un problema nuestro, que también es un problema que las organizaciones sociales afro venimos denunciando desde hace mucho tiempo.
-Existen varias organizaciones afros, algunas que tienen décadas, otras más recientes, ¿Cómo se vienen organizando? ¿Trabajan en conjunto? ¿Cuales son los reclamos que hacen?
-El movimiento social afro uruguayo tiene la característica de ser un movimiento bien diverso en su interior y heterogéneo, en el sentido que convivimos una multiplicidad de organizaciones y grupos que hacemos hincapié en diferentes cuestiones y tenemos diferentes agendas, contrariamente a la creencia de que la comunidad afro es homogénea, y vivimos en tal lugar y tenemos tales características. Bueno, no, tenemos intereses distintos y eso lleva a que existan diferentes organizaciones que sean representativas de nuestras perspectivas y justamente estos intereses. Hay grupos feministas, otros que se concentran en lo cultural y lo social, otros vinculados más al aspecto político, y otros que tienen que ver con lo generacional, por ejemplo el grupo en que yo participo, Jóvenes Afro. Tampoco podemos olvidar el significado como movimiento social de la comparsa de candombe en sí misma, que es nuestra expresión principal cultural y política como comunidad. Pero en realidad la lucha es una, es contra el racismo, más allá de que pueden haber distintas maneras de abordarla, la lucha sigue siendo antirracista fundamentalmente, por lo tanto eso requiere cooperación, coordinación, y diálogo de manera fluida entre las distintas organizaciones a veces de una manera más natural por encontrarnos en los diferentes lugares, o intercambiar mediante las redes sociales, y otras veces capaz que requiere sí de procedimientos más formales. Otro aspecto que es importante tener en cuenta es la mayor institucionalización en el Estado, que eso también generó la necesidad de mayor articulación para adentro y hacia afuera de la comunidad. Hoy tenemos un Consejo Nacional integrado por organismos de la administración central, gobiernos departamentales y por organismos de la sociedad civil que tiene como objetivo asesorar sobre la perspectiva étnico en las políticas públicas a llevar adelante.
Sobre las propuestas, en Jóvenes Afro hemos estado muy involucrados con el seguimiento de la ley 19122 de acciones afirmativas, también el año pasado participamos de la campaña No a la reforma, entendiendo que era una reforma que iba a perjudicar particularmente a las juventudes afro.
-En el último punto de la proclama leída el domingo pasado, llamaron a un cambio social que no se limita solo al antirracismo, ¿cómo ves vos la perspectiva interseccional en las diferentes luchas sociales?
-Si bien el combate al racismo es nuestra lucha central vivimos en una sociedad donde existen múltiples sistemas de opresión, y que justamente el racismo va a operar en cada uno de nosotros de una manera distinta dependiendo de a qué vulnerabilidades y a cuántas vulnerabilidades está expuesta la persona. A mi como varón, cis, afrodescendiente, trabajador y homosexual, me va a atravesar de una manera distinta a cómo lo vive o a cómo la atraviesa una mujer afro, una mujer afro trans, o una persona afro en situación de discapacidad. Por lo tanto, y en referencia al concepto de interseccionalidad, es fundamental contemplar las diferentes identidades que tiene una persona para poder comprender y atender las distintas realidades según de qué manera confluyen esas identidades, y ni que hablar para la creación de políticas públicas cuyo objetivo sea disminuir las distintas brechas.
No somos ajenos tampoco a una coyuntura social política hostil, para los distintos grupos poblacionales como mujeres, disidencias identitarias y orientación sexual, la población migrante, que con discursos y expresiones el poder político menosprecia y ataca cotidianamente. Por lo tanto cuando nos juntamos, surgió esta preocupación y decidimos manifestarnos en torno a eso, referirnos a estas diferentes luchas, y teniendo en cuenta que es un rasgo distintivo de nuestra comunidad que siempre hemos sido partícipes de otros tipos de lucha. Justamente se celebró el día del orgullo LGTB+, el mismo día de la manifestación, que es un día en cuyo origen histórico tiene mucho que ver justamente una mujer trans afroamericana enfrentando al odio y la violencia institucional.
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